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¡Marichiweu!: ¿Los encapuchados vencerán?
por R.Meza
para Chile-Hoy 11.04.2002

Mirando en retrospectiva hacia los años 1971-1973 consigo identificar sucesos que a menudo generan autoproyecciones hacia los años 2001-2003. Después de 30 años ciertas cosas parecen repetirse.

"Es una lástima que van a morir muchos jóvenes"

source_resistencia_mapucheA principios de 1971 me trasladé a Santiago, desde mi Universidad (Santa María) de Valparaíso. En esos días comencé a trabajar en la una estación que la NASA tenía en la localidad de Peldehue, en las afueras de la capital. Alquilé una habitación en una pensión de la calle Carmen, muy cerca del centro. Allí era buscado y dejado cada día por una camioneta tipo Van de la propia estación, que tenía sobre sus puertas la conocida insignia de NASA. Durante los cerca de 4 meses que viví allí pude conocer a varias personas. Algunas estaban de paso en la capital, otras vivían por períodos más largos. En una ocasión entablé una conversación con un señor llegado del sur. Apoyados sobre la baranda de un balcón él mostró la calle que se encontraba atrás del edificio de la pensión y me contó algo que me dejó perplejo.

Me dijo que en un local de esa misma calle, que quedaba como a una cuadra hacia la derecha, se había realizado el día antes una reunión a la que asistieron importantes personeros de la derecha chilena. Entre ellos me nombró a un alto militar que recién se había ido a retiro.

Reveló que se adoptaron varias resoluciones para "detener" a Allende. Aún retumba a veces en mis oídos una de sus frases: "Es una lástima que van a morir muchos jóvenes".

Como simpatizante de Allende y de la UP me pareció sorprendente que ese hombre me hubiese confiado algo así. Deduje que las camionetas de NASA le pueden haber hecho pensar que yo tenía opiniones políticas similares a las de él. Era 1971, ya parecía que el "miedo" a la toma de poder por Allende había desaparecido. Todo funcionaba con normalidad, los comunistas no se habían comido a los niños, los tanques rusos no se veían afuera de La Moneda. Comenté después ese vaticinio sobre los muchos jóvenes chilenos que iban a morir, con algunos amigos de izquierda.

No recuerdo a nadie (1971) que lo tomó en serio. Hasta yo lo encontraba poco realista. Más de alguna vez pensé en la posibilidad de que ese señor fuera un encapuchado durante las torturas que se aplicaban a partir de septiembre de 1973, en todo Chile.

"Tenían gorro y una máscara sobre la cara"

En 1972 y 1973 viví en una de las torres de la entonces llamada "Remodelación San Borja". Mi edificio quedaba muy cerca de otro edificio recién inaugurado y que se llamaba "Edificio de la Cultura Gabriela Mistral". Fue construido para la UNCTAD IV de la ONU y después del golpe militar se transformó en la sede de la Junta, con el nombre de "Edificio Diego Portales".

En 1972-73 yo acostumbraba dirigirme a ese edificio con el objetivo de almorzar o de comer, dependiendo de mis turnos. En los subterráneos de ese edificio existía un gran restaurante que se mantenía abierto al publico y donde los precios eran muy convenientes. Durante el día entraba a ese restaurante luz natural, proveniente de unos enormes ventanales polarizados que cubrían la fachada del edificio. Era necesario mirar hacia arriba para ver esos ventanales, ya que el piso del comedor se encontraba a varios metros bajo el nivel de la Alameda.

(Recién en enero de 2000 pude observar que esos ventanales ya no existen, pues la superficie del edificio está amurallada).

En una ocasión (1973) llegó de visita un hermano con dos amigos. Invité a los 3 al comedor del Gabriela Mistral.

Estabamos ya almorzando, cuando noté que caía algo sobre mi comida. Pronto percibí que eran ASTILLAS de vidrio. Miré hacia arriba y vi a varios encapuchados que golpeaban los vidrios con cadenas. Junto a mi hermano y sus amigos nos metimos debajo de una cornisa para evitar que nos cayera vidrio en los ojos. Poco después divisamos carabineros llegando y encapuchados arrancando. Ahí salimos hacia la fachada frente a la Alameda. Pudimos ver a la distancia a sujetos uniformados (azul), que tenían gorro y una máscara sobre la cara. Portaban unos palos blancos que a la distancia parecían "linchacos". Ese día fue conocido como "la asonada fascista".

Escuché que se realizaron varias acciones violentas similares en otros lugares del país, contra puntos simbólicos del Estado y del gobierno.

"Era común que encapuchados hiciesen volar oleoductos y líneas de alta tensión"

Otro día de ese año (1973) tenia de visita a otro hermano. Después de un agotador nos fuimos a descansar. No mucho tiempo porque en medio de la noche nos despertó una explosión. Al abrir los ojos vi destellos en el aire, como si hubiera llegado la madrugada Mi hermano y yo nos precipitamos hacia las ventanas y pudimos ver que ardían unos autos que estaban frente a los estanques de petróleo de la central térmica de esa remodelación. Ambos pensamos que si las llamas llegasen a esos estanques, tal vez volarían varios edificios incluido el nuestro. No tengo recuerdos de la llegada de los bomberos.

Ese atentado tampoco tuvo repercusión en los medios de difusión, porque ya era común que encapuchados hiciesen volar oleoductos y líneas de alta tensión. Nunca se pudo saber si eran encapuchados de extrema derecha o de extrema izquierda. Lo único que estaba claro era que los encapuchados obtenían un triunfo más. El caos iba en aumento mientras numerosos grupos hacían sus mezquinos "cálculos" de poder.

"Para mi -como mapuche- nuestro territorio sigue siendo territorio mapuche, solo que se encuentra en una condición de territorio ocupado"

Seguramente de todo lo anterior no me habría acordado ni tampoco lo habría escrito si no hubiera una causa y esta me llegó como correo electrónico de parte de una activista mapuche. Decía:

"Porque para mi -como mapuche- nuestro territorio sigue siendo territorio mapuche, solo que se encuentra en una condición de territorio ocupado, como son los numerosos casos de pueblos (como el nuestro) en diversas partes del mundo. Por ejemplo los territorios ocupados de Palestina por Israel; Chechenia, por Rusia; Tibet por China; Irlanda del Norte por Inglaterra, etc., etc."

Al leer esto pensé de inmediato que en Palestina e Israel se están matando mutuamente de forma escalada, sin frenos. Hay terrorismo de Estado y terrorismo de encapuchados por ambos lados. Hay chechenios que hacen explotar edificios de apartamentos en Rusia y militares rusos que destruyen poblados y matan civiles en Chechenia.

Me preocupa esa comparación hecha por un mapuche, porque me hizo recordar cuando en 1992 me visitó un que vivía en Israel. El me dijo que temía, que era cosa de tiempo antes de que terroristas palestinos comenzaran a hacerse explotar granadas amarradas a sus cuerpos. Yo no le creí. Ahora en 2002 hay terroristas judíos haciendo explotar bombas en escuelas palestinas, y viceversa. Se trata de grupos fuera del control de las respectivas autoridades. Se trata del odio irreversible entre dos pueblos que comparten la misma tierra. Si alguien me hubiese dicho hace dos meses que en Chile puede surgir una nueva ola de terrorismo dentro de algunos años, yo no lo habría creído. Después de todo, Chile es una democracia, verdad?

Si alguien me lo dijera ahora, después que leí esa comparación que he copiado más arriba, yo lo creería. Yo vi surgir el terrorismo en Chile de 1971-73 y recuerdo que todo ello comenzó con acciones que se fueron escalando, hasta que un sector de la sociedad comenzó a gritar por ORDEN, por MANO DURA. Ahí se llenó el país de encapuchados que torturaron, allanaron, asesinaron y que... todavía viven en la mas completa impunidad.

Días después de recibir el correo del activista mapuche leí en La Tercera:
"Desconocidos se dieron a la fuga. Encapuchados quemaron camión de la central Ralco"

Más adelante: "El vehículo de carga fue interceptado por un grupo de desconocidos que actuaron con rostro cubierto y con armas de fuego. Los encapuchados amenazaron al conductor a quien obligaron a huir luego de efectuar disparos al aire.

"Personalmente creo que estos encapuchados pueden haber sido mapuches o pueden haber sido no-mapuches. Estimo que las chances para un lado o el otro son del 50%. Ignoro si en el momento de escribir esto ya ha surgido algún MÁRTIR. Ignoro si el primero será un joven mapuche o un joven carabinero. Si llega a surgir alguno, sospecho que las recriminaciones serán mutuas. El caído será víctimas de la agresión originadas por el bando contrario. Los del propio bando acostumbran ser "inocentes".

Las consigna mapuches Marichiweu -diez veces venceremos-me deja el sabor a que los únicos que vencerán serán una vez más los encapuchados. Ellos surgen en todas las épocas, en todas las geografías. Ellos siempre ganan, siempre son maestros en "conseguir pega". Y no es raro que las "democracias" se "protejan" con "patrullas de la muerte" o con "guardias ciudadanas".

Siento pesimismo y preocupación. Siento tristeza y miedo a los encapuchados del futuro, que ya comienzan a salir de sus madrigueras.

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